Piñera y el miedo de la derecha

Quienes ayer renegaban de Piñera, hoy se arrodillan incondicionalmente ante su figura. ¿No fue lo mismo que hizo la derecha en las elecciones presidenciales de 1964, en las cuales apoyó sin exigir nada a cambio a Eduardo Frei Montalva?

A casi todos nos sorprendió el resultado de las primarias de Chile Vamos, tanto por el número de votantes de esa coalición (1.417.637 votos) como por la amplia ventaja de votos que sacó Sebastián Piñera (58,3%) sobre Manuel José Ossandón (26,3%) y Felipe Kast (15,4%).

Dicho resultado contrasta con el silencio de la Nueva Mayoría, que erróneamente decidió no participar en las primarias. A nadie sorprende, entonces, la baja aprobación de Alejandro Guillier en las encuestas y el alza reciente de Beatriz Sánchez, triunfadora en las primarias convocadas por el Frente Amplio. Sin embargo, no puede perderse de vista que la votación total del Frente Amplio fue menos de la cuarta parte que la obtenida por los candidatos de Chile Vamos.

Sebastián Piñera debe estar sacando cuentas alegres con el resultado del domingo.

Una primera lectura es que Piñera –quien lidera las encuestas desde que dejó el gobierno en 2013– cuenta con un gran respaldo a nivel nacional y que la elección de noviembre la tiene prácticamente ganada. Todos parecen apoyar a Piñera, partiendo por sus otrora adversarios de la UDI, quienes tempranamente se cuadraron con el ex presidente y lo proclamaron como candidato sin levantar algún nombre de sus propias filas.

¿Se transformó Sebastián Piñera en el líder indiscutido de la derecha? ¿Alcanzó la estatura de estadista, capaz de alinear a todo su sector en torno a su figura? Creo que no.

La relativamente alta votación de Chile Vamos, y de Piñera en particular, se explica más bien por uno de los principales móviles que tradicionalmente animan a la derecha chilena: el miedo.

Por una parte, la derecha sentía temor a que una baja participación de sus electores en las primarias del domingo, en comparación con la votación que podía sacar el Frente Amplio, pudiera dejarla muy disminuida de cara a noviembre. Las cosas no estaban para otro Naranjazo, como en 1964.

Por otra parte, estaba el temor a nuevos liderazgos como el de Felipe Kast, quien en pocos meses logró una propuesta de gobierno responsable y con un equipo de asesores pequeño pero con trayectoria. Pero la derecha, en general, es reacia a este tipo de liderazgos.

Sin embargo, el principal temor era que, ante la posibilidad de que Ossandón ganara las primarias, las probabilidades de vencer a Guillier en la elección de noviembre bajaban considerablemente. Incluso existía el temor de que adherentes de la Nueva Mayoría fueran a votar por Ossandón, para boicotear la figura del ex presidente, algo similar a lo que algunos pensaban en las primarias de la Concertación en 1999, cuando se creyó que electores de derecha apoyarían a Andrés Zaldívar para bajar a Ricardo Lagos (ninguna de las 2 hipótesis se dio).

Por esa razón, esta vez muchos optaron por el voto útil y eligieron a Piñera, a pesar de no ser el candidato que más les agradaba. Quienes así lo hicieron representan el sector más tradicional e influyente de la derecha, es decir, el centro desde donde se toman las decisiones en este sector. De otra manera no se explica que Piñera haya arrasado en comunas como Las Condes, Vitacura y Lo Barnechea –allí Ossandón no superó siquiera el 5%–, las mismas en las cuales Joaquín Lavín superó al ex presidente en la primera vuelta de la elección presidencial de 2005. En cambio, donde Ossandón obtuvo mayor votación fue, curiosamente, en las comunas más populares.

Es decir, la alta votación de Piñera se explica fundamentalmente por una decisión de las élites, las mismas que han mandado siempre en la derecha y que esta vez fueron capaces de extender el apoyo al resto del país. Ese es su gran mérito.

En cambio, la mayoría de los que hasta hace poco apoyaban públicamente a Ossandón, lentamente se escondió en las sombras, o bien se pasó al lado del candidato que al final resultó triunfador.

Quienes ayer renegaban de Piñera, hoy se arrodillan incondicionalmente ante su figura. ¿No fue lo mismo que hizo la derecha en las elecciones presidenciales de 1964, en las cuales apoyó sin exigir nada a cambio a Eduardo Frei Montalva? Exactamente, y por la misma razón que ahora lo hace con Piñera, es decir, por miedo.

Una respuesta a “Piñera y el miedo de la derecha

  1. Me gusta tu opinión, me recuerda la senda de grandes honbres como Jorge Prat, Mario Arnello, Miguel Serrano, Raul Marin Balmaceda, Victor Garcia Garzena, entre tantoa otros

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